Llevaron entonces consigo a Jesús. Él mismo cargaba su cruz hacia las afueras de la ciudad, en dirección al lugar llamado Calvario, en hebreo Gólgota (Jn. 19, 17).

En verdad, Él tomó sobre sí nuestras enfermedades, y cargó nuestros sufrimientos: y nosotros lo reputábamos como un castigado, herido por Dios y humillado. (Is. 53, 4)